En el ceremonialismo andino existio y aun existe una fuerte comunion en las manifestaciones musicales, la danza y la accion compartida de beber en actos comunitarios como expresion de rituales ancestrales.
En la cosmovisión andina, el cielo, la tierra y el mar comparten el concepto de división tripartita del universo. En este contexto, el cielo ligado al mundo espiritual e intangible, estaría representado con el aire y la música; la tierra (pachamama), con el maíz fermentado que produce la chicha el cual se bebe durante los ritos; el agua (mama cocha, madre de todas las aguas), con el mullu o spondylus princeps y el strombus o pututo, conchas sagradas con las que se veneraba.
Durante el incanato, la musica y la danza acompañaban a cada uno de los actos comunitarios, rituales o no, y estuvieran estos relacionados con la guerra, antes y durante la batalla, con el calendario agricola, o anunciando grandes eventos como la llegada del inca o un alto dignatario a un poblado, funerales y entierros.
En esta sala, se observan vasos ceremoniales hechos de oro y plata. Quizás sirvieron en rituales para propiciar lluvias o buenas cosechas. O pudieron albergar la sangre de un sacrificio. A través de los hallazgos en las tumbas se sabe que los vasos fueron ofrendas de culto. También se enterraban a los muertos con un vaso en su mano para brindar al reencontrarse con sus antepasados. La música, la danza y la bebida iban de la mano.
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