La donación del acaudalado español Antonio Correa Ureña hizo posible construir el local conocido comúnmente como la Casona de San Marcos en 1605. Ahí, la Compañía de Jesús fundó el Noviciado de San Antonio de Abad.
Los jesuitas fueron expulsados del Perú por el virrey Manuel Amat y Juniet por mandato de la corona en setiembre de 1767 y tuvieron que abandonar todas sus propiedades, entre ellas el noviciado, que cerró sus puertas.
Tres años después, Amat y Juniet fundó en el local eclesiástico el Real Convictorio de San Carlos, en honor al soberano borbón Carlos III. Este convictorio alcanzó gran apogeo desde fines del siglo XVIII pasta el siglo XIX, en el rectorado de Toribio Rodríguez de Mendoza.
Durante la lucha por la independencia, San Carlos se convirtió en el principal foco de las ideas separatistas. Esto provocó que el virrey Pezuela clausurara el convictorio en 1817, su pretexto del deficiente estado del edificio y la falta de rentas.
Más adelante, en 1867, el ministro José Simeón Tejada ordenó el traslado de la Universidad San Marcos al local del convictorio. Esa mudanza fue progresiva y se legalizó en el gobierno de Manuel Prado (1872-1876).
En medio de los trágicos episodios de la Guerra con Chile, los sanmarquinos -llamados también carolinos por su sede organizaron protestas callejeras reprimidas por la gendarmería del presidente Mariano Ignacio Prado.
Además, los alumnos y docentes organizaron el glorioso Ejercito del Sur y fijaron su cuartel en el local que perteneció al convictorio. De 1881 a 1883, el inmueble fue ocupado por el Ejercito chileno, que lo saqueó. En esta etapa, la Universidad fue cerrada temporalmente.
Los patios
A inicios del siglo XX, dicho local constaba de cinco claustros principales. La Facultad de Derecho funcionaba en el Patio de los Maestros, que es el principal y tiene en el centro Una pileta labrada, mudo testigo de innumerables sucesos históricos y símbolo de la Universidad que figura en los actuales billetes de 20 nuevos soles.
El Patio de los Naranjos era ocupado por la Facultad de Letras y Educación; el Patio de los Chicos, por la Facultad de Ciencias, Química y Física; y el Patio de los jazmines, por la Facultad de jurisprudencia. El quinto patio daba hacia la huerta.
Entre los patios de Letras y de los jazmines se ubica la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, llamada también Salón de Grados de Letras. Este es uno de los ambientes mas bellos que posee la vieja Casona sanmarguina.
Su bóveda cuenta con trece hermosas pinturas de mediados del siglo XVIII, inspiradas en santos y doctores de la Iglesia como San Agustín, Santo Tomas de Aquino y otros.
Frente al Patio de los jazmines se ubica el impresionante Salón General, formado por tribunal, gradas y galerías de madera, que data de fines del siglo XVIII. En este salón de debates y polémicas se realizan actualmente las ceremonial mas importantes de la Universidad, como graduaciones, sesiones solemnes y seminarios.
Masificación
En la década de 1920, la Universidad atravesaba una grave crisis. En la juventud despertaron anhelos de renovación de doctrinal, por lo que se inició un movimiento de reforma universitaria encabezado por José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre.
En los decenios posteriores la Universidad Sufrió un proceso de masificación como consecuencia de las migraciones provincianas iniciadas en las décadas de 1950 y 1960.
El incremento de la población estudiantil obligó a un cambio de local. Así, en 1963 se inició el traslado de las facultades de Letras y de Derecho a la actual Ciudad Universitaria.
En 1990, la Universidad San Marcos, la Agencia Española de Cooperación Internacional y el Instituto Nacional de Cultura suscribieron un convenio para restaurar la Casona. Tras dos anos de estudio, empezaron las obras. El Salón General y la Capilla de Nuestra Señora de Loreto ya fueron restaurados.
En 1995, la antigua Casona se convirtió en la sede del Centro Cultural de San Marcos, del cual forman parte el Museo de Arqueología y Antropología, el Museo de Arte, la Biblioteca España, el Archivo Histórico Domingo Angulo, la Oficina de Turismo y el Centro Universitario de Folclor, así como el coro, la tuna y la banda de la universidad.
Tomado del Suplemento: Ritos & Culturas del Diario El Peruano. pp. 14-15.
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