La ciudad de Cajamarca reúne tres ingredientes que la convierten en un destino inolvidable: una magnífica arquitectura colonial, hermosos paisajes y una rica historia, pues fue escenario de un episodio trascendental para la historia del continente. Aquí, el conquistador Francisco Pizarro capturó al Inca Atahualpa, quien, a pesar de cumplir con el rescate pactado, fue asesinado. A partir de entonces los conquistadores trazaron la ciudad a la usanza española y hoy se conservan construcciones coloniales como la Catedral, las iglesias de San Francisco, Belén y la Recoleta, así como casonas y monumentos.
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