COMPLEJO ARQUEOLOGICO EL BRUJO - MAUSOLEO DE LA SEÑORA DE CAO


Una joven madre de piel tatuada, cubierta de joyas y de los símbolos de poder de la poderosa cultura Mochica, envuelta en un fardo elaborado y protegida por cuatro acompañantes en su viaje al más allá, fue hallada en el 2006 en la Huaca Cao, en el Complejo Arqueológico El Brujo. El hallazgo conmocionó al mundo, y no solo porque nunca antes se había encontrado evidencias que señalaran con tal certeza que en el Perú prehispánico hubo gobernantes mujeres; además, se trataba de un contexto funerario intacto y de un cuerpo increíblemente preservado, que resolvía innumerables preguntas sobre los Mochica y al mismo tiempo presentaba nuevos enigmas sobre las antiguas culturas de la Costa Norte.

La Señora de Cao fue descubierta en el 2006 por los arqueólogos del Proyecto Arqueológico El Brujo –liderados por Régulo Franco–, quienes se maravillaron al encontrar este contexto funerario intacto. Conscientes del valor de este personaje, pero sin saber aún las sorpresas que encontrarían dentro del fardo, dedicaron el máximo cuidado a estudiar este hallazgo. Durante un trabajo prolijo y exhaustivo en laboratorio, durante seis meses el equipo de científicos –liderados por la arqueóloga y especialista textil Arabel Fernández López, y con la participación del Dr. John Verano, antropólogo físico de la Universidad de Tulane y experto en la bioantropología de los Mochica– desenfardelaron el cuerpo y descubrieron los tesoros que guardaban las 26 capas que cubrían a la Señora de Cao.

Decorada con relucientes narigueras, coronas y collares, envuelta en primorosos textiles, flanqueada por las armas de poder de los gobernantes Mochica, la Señora de Cao, también conocida como la Dama de los Tatuajes, pronto atrajo la mirada del mundo entero. Además de propiciar artículos en revistas internacionales, su réplica ha sido visitada por más de medio millón de personas en distintos países. Este enigmático personaje es el centro del nuevo Museo de Sitio Cao, en el que el visitante podrá ver a la Señora de Cao original después de sumergirse en el fascinante universo de los antiguos habitantes del Valle de Chicama.

Además de la persona joven enterrada dentro de la tumba de la Señora de Cao, tres acompañantes la protegían en su viaje al Más Allá, enterrados en tumbas cercanas. En una de ellas se encontró un impresionante chaleco de cuero y textil, con aplicaciones de plumas, que representa un personaje de rostro expresivo, elaborado en cobre dorado, y cuyos ojos y boca tienen delicadas incrustaciones de concha y nácar. Un objeto similar se encontró en la Huaca de la Luna; se cree que estuvo asociado a atributos chamanísticos.

En la tumba de la Señora de Cao se encontraron once ceramios, pertenecientes a tres períodos diferentes: Mochica, Salinar y Gallinazo. Un ceramio de caolín representa, al parecer, una escena de la infancia de la gobernante. Una curandera, envuelta en un manto en forma de pallar, impone las manos a una niña en brazos de su madre.

La Señora de Cao fue enterrada con dos grandes porras ceremoniales de madera, recubiertas con cobre dorado. Estos símbolos de poder nunca antes habían sido hallados en la tumba de una mujer.

La Dama de los Tatuajes fue sepultada con quince collares de oro, cobre y piedras preciosas, además de sartas de aretes de cobre con incrustaciones de turquesa. Existe un collar de cobre dorado de treinta cuentas, el cual es un trabajo exquisito; cada una de las cuentas de 14 mm. de diámetro muestra un rostro con diferente expresión.

Además de tener un gran valor iconográfico, las 44 narigueras con las que fue enterrada la Señora de Cao son piezas de delicada orfebrería; muchas de ellas combinan dos metales (oro y plata, o cobre y cobre dorado), generando objetos hermosos que perpetúan el concepto de dualidad esencial para los antiguos pobladores de la Costa peruana. Las narigueras le cubrían la boca, confiriendo divinidad a lo que saliera de ella. Dos de las narigueras fueron colocadas intencionalmente dentro de su boca para su entierro.

Las estólicas, o propulsores de lanzas, eran armas de gran contenido simbólico; eran utilizadas en la caza ritual del venado, en la que participaban personajes de alta jerarquía. En la tumba de la Señora de Cao se encontró por primera vez estos objetos rituales en el entierro de una mujer. Las 23 estólicas de madera, forradas en cobre dorado, que acompañan a la Señora de Cao están ornamentadas con representaciones de aves y personajes.

Gracias al cuidado que se tuvo en preservar su cuerpo, 1600 años después de su entierro los tatuajes grabados en la piel de la Señora de Cao maravillan al mundo. Serpientes, peces y otras figuras cargadas de simbolismo envuelven a la Dama de los Tatuajes, como una armadura de magia y poder.

EL FARDO

Hallar un contexto funerario intacto es motivo de júbilo para la comunidad científica. No solo porque es muy poco frecuente, sino también porque la relación de los objetos entre sí ofrece información valiosa sobre las creencias y costumbres de épocas pasadas. En el 2006, los arqueólogos del Proyecto Arqueológico El Brujo hallaron intacto el mausoleo de la Señora de Cao, enterrado intencionalmente en uno de los edificios superpuestos de la Huaca Cao, en el Complejo Arqueológico El Brujo. Se trataba, por si fuera poco, de la tumba de una gobernante mujer, de piel tatuada y rodeada de un impresionante ajuar funerario. Todo esto convirtió al hallazgo de la Señora de Cao en un hito en la arqueología peruana.

Un fardo extraordinario
El fardo, que pesaba 120 kilos, tenía dibujado un rostro humano en la capa exterior, a la altura de la cabeza. Una de las telas que envolvían a la Señora de Cao era un tejido continuo de más de 70 metros, que le daba 48 vueltas al cuerpo. Cuando los científicos llegaron al cuerpo momificado de la Señora de Cao, descubrieron un cuenco de metal que había sido colocado sobre su rostro. El cuenco contenía cinabrio (sulfuro de mercurio), el mismo polvo rojizo que había sido utilizado para preservar su cuerpo.

Fuente: http://www.fundacionwiese.com/arqueologia/lasradecao.html#a


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