EL LAGO TITICACA


El Lago Titicaca se encuentra entre los territorios del Perú y Bolivia, a una altitud de 3821 m.s.n.m., por este motivo es considerado el lago navegable más alto del mundo.

Tiene una superficie aproximada de 8,560 kilómetros cuadrados, con un largo y ancho aproximado entre los 194 km y 65 km respectivamente, se estima que su máxima profundidad llegaria a los 280 metros. La transparencia de sus aguas es notable y alcanza una temperatura promedio anual de 13° centígrados.

En la flora del lago sobresale la totora. Su fauna esta conformada por aves como: parihuanas, patos, guallatas, zambullidores, chulumpi tiki y peces como truchas, pejerreyes, suches, etc.

En sus aguas se encuentran hasta 36 islas, siendo las más importantes las islas flotantes de los Uros, Taquile, y Amantani.


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EL LAGO TITICACA
Foto: Cortesia de Gustavo Alva Ducato.

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EL LAGO TITICACA
Foto: Cortesia de Gustavo Alva Ducato.

LA ENFERMEDAD DEL TITICACA.

Por Abraham Lama*

Un manto verde en el lago navegable más alto del mundo es mal síntoma para el futuro de sus azules aguas, afectadas por desagües urbanos que hacen proliferar algas devastadoras, y por relaves mineros con consecuencias fatales para la flora y fauna.

LIMA.- A mediana distancia de la bahía de la ciudad peruana de Puno, el verde esmeralda que cubre las aguas del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, induce a los turistas a utilizar sus cámaras fotográficas o filmadoras.

Pero ese verde idílico es engañoso, ya que en realidad es el síntoma de una grave enfermedad ecológica.

Tampoco es atractivo de cerca, pues huele mal. El verde vegetal que flota sobre el lago compartido por Bolivia y Perú tiene de tres a cuatro centímetros de espesor y está formado por un alga del tamaño de una lenteja, que se ha propagado explosivamente.

La alfombra de "lentejitas" absorbe los nutrientes, impide el paso de la luz solar al fondo de las aguas y no permite la vida de los peces y otros animales, según advirtió hace seis años la peruana Universidad Nacional del Altiplano, la primera entidad que reaccionó ante el problema.

La proliferación de las algas es culpa del hombre: prosperan desde hace 12 años gracias a los nutrientes contenidos en los desechos líquidos que Puno vierte en el lago.

El lago Titicaca está ubicado a 3 mil 810 metros de altura sobre el nivel del mar y sus aguas son bombardeadas por 12 colectores de desagüe de Puno, la ciudad más grande de la zona, con más de 130 mil habitantes.

Sólo 45 por ciento de los flujos de desagüe de la localidad son conducidos a la planta de tratamiento de aguas servidas de El Espinar. El resto se descarga directamente en el lago.

El problema se agrava en las temporadas de lluvia, cuando la basura de la ciudad es arrastrada hacia las aguas, debido al inadecuado sistema de drenaje pluvial.

Las algas no son el único problema ecológico en el lago Titicaca, pues en otras zonas de esta gigantesca masa de agua de 8 mil 100 kilómetros cuadrados las empresas mineras arrojan relaves (escoria y desechos) que matan la flora y la fauna.

Entre agosto y octubre de 2000, un crucero de investigación científica peruano-boliviana, con ayuda de expertos de otros países, midió en diversos puntos del lago el impacto ambiental de los relaves mineros y de los desechos líquidos urbanos.

El informe del Proyecto Especial Binacional Lago Titicaca (PELT) arroja resultados alarmantes y confirma que el problema se ha agravado en los últimos cuatro años.

El ingeniero Raúl Marañón, responsable de la misión investigadora, consignó en su informe que la biomasa, que hace una década se estimaba en 9 mil 100 toneladas métricas, es ahora de 49 mil toneladas.

"Obviamente, estas cifras son globales, pero en las áreas con presencia de algas o en que se arrojan relaves mineros, la fauna ictiológica casi ha desaparecido, con graves efectos para la población, que tradicionalmente dependió de su captura para su sustento y alimentación", comentó Marañón.

"El problema no es sólo la disminución del potencial pesquero, sino la peligrosa alteración del equilibrio del ecosistema", agregó.

El informe del PELT conminó al gobierno peruano a completar el sistema de alcantarillado de Puno y a considerar un proyecto para el tratamiento a la totalidad de las aguas servidas, que serán destinadas al riego de los pastizales del altiplano, donde crece el "ichu", una dura y pobre gramínea.

Así mismo, las autoridades de Bolivia y Perú se comprometieron a aumentar el control de las actividades mineras, para impedir que los relaves sean arrojados al lago.

* El autor es corresponsal de IPS.




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